Reflexiones de una madre pegada a un ventilador.
En este agosto que está siendo el menos agosto de todos los vividos, me pregunto si hay posibilidad de sentir algo de calma y sosiego. Los planes eran bien distintos… Playa todos los días, siestas tranquilas … Parque por las tardes…
Definitivamente mejor no hacer planes, no esperar nada… Los virus, los brotes de crecimiento, las rabietas (solo conmigo), y el calor me corroboran que las cosas son así…
10 de agosto y el nivel de agotamiento es importante. No tanto de no dormir, no estamos en esa etapa, sino cansancio emocional… Un cambio de ropa o de pañal suponen una pelea, un forcejeo, el «no», la palabra que más pronuncio, el grito presente, es la única manera de que el bebé reaccione cuando se pone en peligro tocando cables, enchufes , abriendo el microhondas o si llegamos tarde al pediatra…
Me sé toda la teoría, toda la que promulgué a mis clientes cuando me pedían asesoramiento meses atrás… La cosa cambia tanto vivido desde dentro….
Me siento un gusano cuando le grito … Odio esa parte de mì que está saliendo estos días… Me duele la cabeza, el cuerpo, mi paciencia es inexistente…
Mi madre, pensé que mi maternidad nos uniría más…. Todo lo contrario
Me dice que hay que aguantar, que las que tienen pareja, y se quedan solas con sus bebés, es lo mismo (no, no es lo mismo) , que si estoy agotada del pecho que le destete, que criar a un hijo es estar así… Todo el día con él y que hay que aguantar…
¿Hay que aguantar? ¿Cuánto hay que aguantar? Quiero decir, si grito y pierdo la paciencia y me duele el cuerpo y la cabeza es porque me he perdido. Porque en realidad no le grito a mí hijo, le grito a la vida, le grito a mis amigos que no pueden quedar ni para un rato de parque, o un paseo o un café, le grito a mí familia al juzgarme por mi decisión, le grito al sistema que hace que tengamos que elegir entre maternar o «trabajar» y maternar sea sinónimo de precariedad, y con esa precariedad, no se puede pagar tiempo para una llorar agusto, o cagar, o depilarse o cuidarse en la dimensión que a cada una le haga sentir mejor.
Me siento frustrada ,sola, culpable , muy culpable ,pequeña, perdida. Ni siquiera he tenido tiempo de elaborar el duelo de mi gato recién fallecido hace dos semanas. Hace dos semanas que acabé con sus cuidados paliativos, con visitas al veterinario, operación de envergadura, inyecciones, pastillas y al final le enterré con amor y le despedí pero ni he tenido tiempo de digerir…
Qué estoy haciendo mal? Cómo hacer para recuperar un poco mi centro? Estoy tan perdida…
Sé que puede ser peor, sé que tengo un bebé hermoso, listo y sano, lo sé pero aún así me abruma está situación, el no llegar a casi nada y con tanto esfuerzo para volver a lo mismo al día siguiente…