Cuando te tratan mal, cuando vas a los sitios.
Me apetecía mucho compartir en este diario colectivo una idea, que lleva un tiempo rondándome la cabeza.
Esa sensación, cuando sales de casa, eliges un sitio fuera y te tratan mal en un restaurante en un comercio o simplemente desayunando.
¿Qué me refiero a que te tratan mal? Te hablan con desgana, que estés allí se nota que le molesta (puede que sea pura desmotivación o agotamiento) más eso también lo tienen que ver los jefes. Que importante es cuidar de las personas que trabajan contigo, que estén contentas, descansadas y en la medida posible todo lo mejor remuneradas que se pueda.
Aunque suene fuerte, hay ocasiones que te gustaría ser como un ermitaño, te sientes constantemente agredido, el otro día a una amiga y a mi nos pasó hasta en tres ocasiones seguidas en la misma tarde.
Sin duda te baja la moral, en el sentido de que sales a comprar algo y tienes que soportar el mal humor, malas caras o incluso he llegado a presenciar dos compañeros camareros peleando y llegando a las manos.
Contestaciones que a lo mejor a un amigo o a un familiar, no se lo soportarías y te irías, o simplemente le dirías; no me gusta como me estás tratando.
Y cómo estás en un comercio o estás en el ámbito público pues no puedes quejarte, o mejor dicho prefieres no hacerlo. Tal vez, por que es una violencia de perfil bajo, invisible, subterránea … pero que sí se siente y te hace sentir muy incómoda.
No haces nada porque piensas que va a ser peor, que vas a arruinar el momento y simplemente no te vas.
Todos sabemos, el esfuerzo económico que supone salir más en los tiempos que estamos viviendo con la subida constante de los tipos de interés y las hipotecas por ende.
Piensas para tu interior; no. No voy a decir nada, no quiero pelearme con esta camarera o con este camarero porque hemos salido a comer con toda la familia, es nuestro momento.
Bueno por eso mismo, ha llegado el momento de crear momentos más bonitos, está claro que no te vas a levantar en medio de una comida, más comunicate, no vuelvas a ese sitio, si puedes no pidas el postre, sin duda marchate. Es también una cuestión de amor propio, es importante esforzarnos por hacer las cosas bien. Y cuando uno sale quiere sentirse un poquito más feliz, basta con ser correcto, tener empatía… Pero si eso no cambia, tendremos que cambiar nosotros, apostar más por buscar sitios nuevos, leer las reseñas, reservar con tiempo si hace falta y compartir con nuestros amigos estos sitios que si se merecen crecer y prosperar por que hacen sentir bienvenido y te aprecian como cliente.
Sentir bien que van a hacer que ese día disfrutes más un momento y realmente salgas más feliz de lo que entraste.
Esta reflexión incluye también a los empresarios, ¿Por qué están las personas de contacto con el público tan quemadas? Están realmente enfadadas, desanimadas, alguna con depresión y no llegando a final de mes… Sin duda, esta situación esconde que no se está cuidando a su personal. Es precariedad, todo esto el cliente lo percibe, hay que pensar otro modo de hacer las cosas, es injusto para todos estar así. Arruinar un momento a una persona puede tener mucha más trascendencia de lo que pensamos. Es una cuestión de Amor propio y como dice una buena amiga mía; amor al prójimo.
¡Te esperamos dentro!