Diario Colectivo

Cómo calmo mi ansiedad a la hora de dormir

(o intento hacerlo)

Últimamente me doy cuenta de que mantengo la ansiedad «bajo control» desde que me levanto. Lo pongo entre comillas porque no es que desaparezca, sino que se camufla entre la prisa por llegar a tiempo al colegio, la tensión del tráfico, las carreras por no olvidar nada. Incluso con herramientas como Waze para poder saber los tiempos que tardo, cada vez me cuesta más calcular los tiempos. Vivo en una ciudad que ha crecido mucho, entre población fija y turistas. A veces los desplazamientos se duplican o se triplican, y siento que mi cuerpo vive como en una misión contrarreloj desde que abro los ojos.

La ansiedad se disfraza de organización. De intentar que mis hijos lleguen a tiempo, que tengan sus bocadillos, que no estén agotados al salir de las extraescolares. Hay días que no me da tiempo y tengo que comprarles algo fuera, y aunque sé que no pasa nada, me lo reprocho.

Y luego está el trabajo… O mejor dicho, ese lugar donde el estrés no se reconoce, pero sí se nota. Donde los conflictos no siempre son laborales, sino personales, disfrazados de silencios, miradas, gestos. Uno intenta blindarse, protegerse emocionalmente, pero no siempre es fácil.

Así que llega la noche. Los niños ya están bañados, acostados, la casa por fin en silencio. Y justo ahí, cuando todo debería calmarse, la ansiedad me late fuerte en el pecho. Como si hubiese estado acumulando durante el día cada micro tensión y ahora no supiera cómo soltarla. Me cuesta bajar, me cuesta dormir con calidad. Como si la noche me pidiera hacer en mí lo que he intentado hacer todo el día para otros: cuidar, calmar, contener.

¿Qué hago entonces? A veces escribo. A veces respiro largo. A veces simplemente me doy permiso para llorar un poco (muchas veces en la ducha, o cuando friego los platos porque así no me ve nadie). Porque no siempre hay una solución perfecta. Pero sí puedo recordarme que estoy haciendo lo mejor que puedo, y que eso también vale. Contarlo aquí también me ayuda a desahogarme, vivimos en sociedad del cansancio, hasta lo que se supone que es ocio cansa. Pero bueno, poco a poco me digo. Estoy feliz de veros a ellos felices mis niños lo son todo, y darles una infancia bonita es mi prioridad.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *